domingo, 2 de noviembre de 2014

HIPERINSULINISMO O RESISTENCIA A LA INSULINA ¿Cómer comer para prevenirla y tratarla?

HIPERINSULINISMO O RESISTENCIA A LA INSULINA

 ¿Cómo comer para prevenirla y tratarla?
La resistencia a la insulina  no es más que una entidad patológica que cursa con una disminución de la respuesta y acción de la hormona insulina en los tejidos. La insulina, es la hormona que permite la captación de la glucosa (azúcar en sangre), y cuando la misma no actúa como debe se produce una disminución de la captación de la glucosa (azúcar) y un aumento de la secreción de insulina en aras de restablecer el equilibrio.

La ADA (American Diabetes Association) lo explica muy fácilmente  diciendo que “la insulina funciona como llave de acceso a las células, ella abre la puerta como si fuera una llave y permite que la glucosa entre a la célula. Cuando se tiene resistencia a la insulina, las células no responden a la insulina, ofreciendo resistencia.  El páncreas produce entonces más insulina para tratar de mantener normales los niveles de glucosa o azúcar. Esa insulina adicional ayuda en un principio, pero en poco tiempo, hasta la insulina adicional no puede abrir las puertas de las células y la glucosa se acumula en la sangre. Si la glucosa en la sangre se eleva demasiado, se puede tener pre-diabetes o diabetes.

¿Cuáles son los factores de riesgo o causas de la Resistencia a la Insulina?
Según la ADA (American Diabetes Association) los factores de riesgo para el desarrollo del síndrome de resistencia a la insulina son.
1.   Sobrepeso
2.  Poca actividad física
3.   Mujeres con medida de cintura al nivel del ombligo de más de  90 centímetros (35 pulgadas)
4.  Hombres con una medida de cintura de más de 100 centímetros (40 pulgadas)
5.   Padres, hermanos o hermanas padecen de diabetes tipo 2
6.  Síndrome de ovario poliquístico
7.  Mayor de 45 años
8.   Presión de la sangre mayor de 140/90 mmHg
9.  Niveles de colesterol HDL bajos (35 mg/dl o menos)
10.   Niveles de triglicéridos altos en sangre (250 mg/dl o más)

¿Cómo saber si tengo Resistencia a la Insulina? ¿Hay algún síntoma?

La mayoría de los individuos no reportan ningún síntoma antes de ser diagnosticados. Sin embargo, si usted cumple con 1 o más factores de riesgo, es prudente que acuda a un especialista para que le indique los análisis necesarios para poder verificar si la padece.

Generalmente, los individuos con resistencia a la insulina tienen tendencia a la adiposidad y se les dificulta la pérdida de peso. Además, es común la presencia frecuente de “antojos” por alimentos dulces o hambre excesiva aún después de haber comido.

¿Cómo tratar la Resistencia a la Insulina? ¿Qué hago si sospecho que la tengo?

Lo primero que deberá hacer es acudir a su médico de confianza para que realice el diagnóstico apropiado. De resultar afectado o cumplir con alguno de los factores de riesgo mencionados anteriormente el médico indicará tratamiento farmacológico de ser necesario.

Sin embargo, el tratamiento nutricional y el cambio de estilo de vida es sin duda, el más efectivo para prevenir, tratar y frenar la progresión de la resistencia a la insulina. Por lo que, acudir a un Nutricionista – Dietista acreditado es fundamental. A continuación te daremos algunas recomendaciones dietéticas para estos casos, sin embargo esto no sustituye a la consulta nutricional, tomando en cuenta que las recomendaciones e indicaciones deberán ser siempre individualizadas de acuerdo a la edad, sexo, altura, peso actual y demás características del paciente en cuestión.

TRATAMIENTO NUTRICIONAL PARA LA RESISTENCIA A LA INSULINA

a)    Control del peso corporal: en la mayoría de los casos la resistencia a la insulina se asocia a sobrepeso u obesidad. La  pérdida de peso moderada (5-7%) del peso actualpreviene o retarda el desarrollo de DM2 en individuos con prediabetes. Una reducción aproximada de 300 a 500 calorías por día debajo del consumo energético habitual es de gran ayuda para el control de peso. Sin embargo, el plan nutricional no sólo debe enfocarse en la cantidad de calorías sino en la calidad y nutrientes que la integran.
b)    Disminución del Consumo de Azúcares y Vigilar el consumo de Carbohidratos: Los Carbohidratos deben aportar del 45 al 65% de las calorías diarias, sin embargo más importante es la fuente o el origen de estos carbohidratos.  En líneas generales debe tomarse en cuenta:

1.    La fuente de carbohidrato: prefiriendo los carbohidratos complejos (arroz, papa, arepas, pan) en forma entera o integral y evitando las versiones refinadas. Debe suprimirse o minimizarse de la dieta el consumo de harina de trigo blanca (pan blanco, pastas) y preferir sus versiones integrales cuidando la forma de preparación y combinaciones.  

2.    Tomar en cuenta el Índice Glicémico: el índice glicémico (IG) es la medida en que se dispara el azúcar en sangre luego de ser ingerido un determinado alimento. En general, los carbohidratos (cereales, tubérculos y frutas) tienden a elevar el azúcar en sangre, sin embargo es importante tomar en cuenta que al ser combinados con proteínas, grasas y fibra el IG disminuye por lo que lo recomendable es siempre combinar los carbohidratos con alguna fuente adicional de estos nutrientes. Adicionalmente, el proceso de licuado aumenta el índice glicémico, por lo que no deberán tomarse jugos o batidos de frutas inclusive sin azúcar, sino preferir la versión entera o en trozos.
3.    Suprimir el consumo de azúcar de mesa: se recomienda en general, evitar el consumo de azúcar (sacarosa) , tomando en cuenta que la misma no sólo se encuentra en el azúcar común que agregamos a bebidas como el café o los jugos, sino también en forma de azúcar escondida en galletas dulces y saladas, panes, salsas comerciales, jugos pasteurizados, té frío, etc.

c)    Edulcorantes: En la mayoría de los casos es indicado el consumo de edulcorantes artificiales como la sucralosa, aspartame, sacarina y polialcoholes. Sin embargo, recientes estudios han demostrado que los mismos pueden aumentar los antojos por alimentos azucarados, producir adicción y no contribuir con el control de glucosa e insulina en estos pacientes. Nuestra recomendación es llevar al mínimo el consumo de este tipo de productos, y siempre que se pueda consumir las bebidas e infusiones sin endulzar. De esta forma se reeducará el paladar y poco a poco desaparecerá la necesidad de utilizar azúcar y endulzantes. Otra opción saludable, es la utilización de stevia en hojas o sus extractos puros para algunas preparaciones. En cuanto a los edulcorantes a base de stevia, si bien pueden utilizarse lo recomendable es no exceder de 2 sobrecitos al día. En cuanto a la fructosa comercial, a pesar de contener menos calorías y carbohidratos por porción que la sacarosa, no se recomienda por su capacidad de aumentar los triglicéridos en sangre; no obstante, la fructosa contenida en las frutas no produce el mismo efecto.
d)    Fraccionar las comidas: Para un mejor control de los niveles de insulina y glucosa, evitando picos y oscilaciones bruscas se recomienda repartir la alimentación en 5 ó 6 tomas diarias, en pequeñas porciones y con las correctas combinaciones de alimentos. De froma general, todas las comidas deberán contener alguna fuente de carbohidrato acompañado de proteínas y grasas saludables. Su Nutricionista le ayudará en la planificación y adecuación de las mismas según sus requerimientos.

e)    Escoger las Grasas: no sólo reducir la cantidad de grasa total ingerida ayudará al control de la insulina, si no también cuidar la calidad y el origen de las grasas ingeridas. Evite agregar aceites vegetales a las preparaciones calientes así como freír o reutilizar los aceites.  Utilice aceite de oliva para aderezar vegetales y ensaladas en frío. Consumir pescados azules (caballa, atún, salmón, sardinas, jurel) aporta ácidos grasos omega 3 con efecto antiinflamatorio, mejoran la sensibilidad a la insulina y ejercen protección cardiovascular. Limite el consumo de carnes rojas a 2 veces por semana y evite el consumo de grasas hidrogenadas o trans presentes en margarinas, galletas comerciales, helados, embutidos y fiambres grasos, mantecas, etc.

f)     Aumente el consumo de Fibra: Asegure un consumo adecuado de fibra mediante la incorporación de frutas y vegetales frescos a todas las comidas y granos enteros. La fibra soluble tiene un efecto metabólico importante ya que ayuda a controlar los niveles de glucosa e insulina y disminuye la tasa de colesterol y triglicéridos en sangre, encuéntrela en la avena, la linaza, los vegetales, frutas como la manzana, ciruelas y lechosa. La ADA recomienda un consumo mínimo de 20 gramos de fibra al día.

g)    Alcohol: la recomendación general es de 2 tragos diarios(no acumulativos) para los hombres y 1 para los mujeres entendiéndose como trago la cantidad equivalente a 45 cc o 3 onzas de bebidas destiladas (whiskey, ron, vodka, ginebra), 5 onzas de vino (150 cc) ó 12 onzas de cerveza (360 cc). Sin embargo en casos de hipertrigliceridemia (triglicéridos altos) lo recomendable es prescindir del consumo de alcohol o espaciar aún más su consumo.

h)    Suplementos Dietéticos: algunos suplementos que pueden resultar de gran ayuda para el control de los niveles de glicemia e insulina en sangre son: los ácidos grasos Omega 3, el Cromo (en forma de Picolinato), el Magnesio, Vitamina B6 (Piridoxina) y Vitamina B3 (Niacina) . Sin embargo dicha suplementación debe ser siempre indicada y supervisada por un especialista en el área y no sustituye nunca a un plan nutricional adecuado.


i)     Ejercicio Físico: Además de la dieta la actividad física es el segundo pilar fundamental para el control de la resistencia a la insulina y la diabetes. La actividad física estimula y facilita la captación de glucosa, mejora la sensibilidad a la insulina, contribuye a la pérdida y mantenimiento de un peso saludable, disminuye los niveles de tensión arterial  y mejora la salud cardiovascular. Se recomiendan los ejercicios moderados de tipo aeróbico, caminata, paseo, bicicleta, natación en donde la FC (frecuencia cardíaca) alcance entre el 78 al 80% del valor máximo. En casos de sobrepeso, obesidad o sedentarismo de larga data, se recomienda iniciar con un tiempo de 15 minutos al inicio, hasta superar los 20 minutos al final del período adaptativo, siendo el tiempo óptimo 1 hora al día. 

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