domingo, 1 de marzo de 2015

Nutrición en la Prevención y Tratamiento de las Enfermedades Reumáticas

Nutrición en la Prevención y Tratamiento de las Enfermedades Reumáticas
Las enfermedades reumáticas son un conjunto diverso y complejo de enfermedades que afectan principalmente al aparato locomotor, articulaciones, huesos, músculos y tendones, pero que también pueden afectar sistemas u órganos específicos (corazón, pulmón, ojos y piel), vasos sanguíneos y el tejido conectivo.

Actualmente las enfermedades reumáticas son muchas y muy diversas, identificándose más de 200 tipos. Sin embargo, algunas de las más comunes son: la Artrits Reumatoidea, el Lupus Eritematoso Sistémico (LES), Fibromialgia, Gota, Osteoartritis (artrosis), Enfermedad de Lyme y Esclerodermia.

Su origen es multifactorial y la mayoría de estas enfermedades están asociada a variables como la edad, el sexo, la raza, el haber sufrido de ciertas enfermedades microbianas (virus y bacterias) y, de más reciente investigación: la alimentación y el estilo de vida.

¿Cómo prevenir y tratar las Enfermedades Reumáticas?

1.       Dieta Vegetariana y Dieta Mediterránea: en diversos estudios  ha sido comprobada la eficacia de una dieta pseudo-vegetariana y mediterránea en la prevención y tratamiento de las enfermedades reumáticas. Ello se trata de disminuir el aporte dietético de proteínas animales (sobre todo las provenientes de las carnes rojas) y aumentar el de proteínas vegetales (leguminosas o granos, frutos secos y cereales) así como el consumo de pescados, aceite de oliva, frutas y nueces. En procesos reumáticos, se recomienda que el 80% de los alimentos provenga de origen vegetal (cereales, tubérculos, granos o leguminosas, vegetales, frutas y semillas) y el 20% de origen animal (carnes rojas y blancas, pescados, huevos, lácteos).


2.      
Probióticos y Calcio: la suplementación de la dieta del enfermo con cultivos probióticos ha demostrado disminuir la inflamación y mejorar la capacidad de caminar. Se recomienda el consumo de 1 porción de yogurt con cultivos probióticos al día, lo cual permitirá satisfacer parte de las necesidades de calcio y Vitamina D para el mantenimiento de una buena salud ósea, al mismo tiempo en que se consumen bacterias vivas beneficiosas para una buena salud intestinal.

3.       Dieta rica en Antioxidantes: Una dieta rica en frutas y vegetales antioxidantes ha demostrado ser útil al disminuir la inflamación, aumentar el pH sanguíneo (ambiente alcalino) y favorecer los procesos de detoxificación natural. Esta no sólo debe ser aplicada en el tratamiento de estas enfermedades, sino más aún en la prevención. A modo preventivo, se sugiere un mínimo de 5 raciones de frutas y vegetales; sin embargo para realmente tener un efecto antiinflamatorio notable en el tratamiento deben incluirse al menos 8 porciones, lo cual es fácilmente alcanzable al incorporar jugos verdes de vegetales (espinacas, célery, pepino, zanahoria, remolacha, kale) y frutas frescas (manzana, piña, frutos rojos, mango, naranja) adicionales a las incluidas en las comidas principales. Todo jugo verde debe incorporal al menos un vegetal verde, y una proporción entre vegetales y frutas de 3:1. 

4.       Hábitos de vida: además de un consumo adecuado de calcio,          para asegurar una masa ósea óptima en el adulto y disminuir el riesgo     de enfermedades osteoarticulares, es necesaria la realización de       ejercicio (mínimo 30 minutos al día) y evitar hábitos que aumentan       el riesgo como el consumo de alcohol, el consumo de   cigarrillo o       tabaco y la ingesta excesiva de café ( más de 2 tazas al día).



5.       Suplementación con Omega 3 y Ácido Fólico: una vez que se padece de la enfermedad se recomienda la suplementación con Ácidos Grasos Omega 3 por sus efectos positivos sobre la presión arterial, el perfil lipídico, la trombosis y la inflamación. En diversas investigaciones se ha comprobado que disminuyen la inflamación articular, particularmente, en los casos de Artritis. En los casos de los pacientes que se encuentren sometidos a tratamientos con “metotrexato” está indicada la suplementación con ácido fólico pues ha demostrado disminuir la toxicidad de este fármaco. Recuerde, antes de consumir cualquier suplemento, consulte e informe a su médico de confianza.

6.       Manejo del Estrés: se ha demostrado que el estrés ejerce un impacto importante en la mayoría de las enfermedades reumáticas, y está ligado a la inflamación. Para reducir el estrés, estimule la práctica de ejercicio regular o alguna actividad de despeje mental; realiza terapias como el yoga, el tai chi y la meditación; reserva un tiempo para ti y concéntrate en lo que sientes, quieres y sueñas y olvídate un poco de aquello que te aqueja.

77.  Disminución del consumo de alimentos potencialmente alergénicos: se ha demostrado que existe una asociación entre las alergias e intolerancias alimentarias y las dietas ricas en alimentos alergenos y las crisis de artritis. Por ello, aprende a escuchar tu cuerpo y observa las reacciones frente a alimentos a base de trigo, soya, huevos, pescados, lácteos de vaca y maní, los cuales representan las principales fuentes de alergenos en la dieta. De igual forma lo conveniente es que no abuses de su consumo. 
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88. Hierbas y raíces antiinflamatorias: Incluye en tu dieta hierbas y raíces con propiedades antiinflamatorias y desintoxicantes como : el jengibre, la cúrcuma, el romero, el orégano y el perejil. Puedes consumirlo en infusiones o agregarlos a tus comidas y bebidas. 


Una vez más vemos como un estilo de vida saludable puede prevenir y tratar enfermedades degenerativas y crónicas. Recuerda que, lo mejor es invertir siempre en PREVENCIÓN y no en CURACIÓN. 

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