¿El estrés nos está engordando? : Conoce la
relación entre el estrés, el metabolismo y la alimentación.
Aunque la clave para combatir
el estrés se basa en descubrir su origen y encontrar el modo de reducir su
causa o de vivir con ella, una alimentación saludable y regular puede
contribuir a que el organismo venza, por lo menos, algunos de sus efectos
negativos.
Independientemente de que la fuente de estrés sea física o emocional, el
organismo reacciona ante el bombeando adrenalina y cortisol, hormonas que
preparan al organismo para la lucha o huida. Son cambios internos como subir la
presión arterial, dirigir la mayor parte de la sangre hacia las extremidades y
aumentar los niveles de glucosa (azúcar) en sangre para que el cuerpo tenga de
dónde obtener energía suficiente. El problema está en que, cuando la causa del
estrés es de rápida duración (por Ej. Una mala noticia), los niveles de glucosa
aumentan debido al cortisol, pero al no
ser consumidos por las células (ya que normalmente no se corre ni se realiza
esfuerzo físico) se convierte en grasa para almacenar. Es por ello, que se dice y no en vano, que, “el estrés engorda”.
A pesar de que la mayoría del estrés
que sufrimos hoy en día no requiere una respuesta física rápida, nuestro cuerpo
sigue reaccionando de esta forma anticuada. Desde el primer segundo de
ansiedad, el ritmo cardiaco se acelera, la visión se agudiza y se desvía sangre
a los músculos, al tiempo que se espesa, anticipando la curación de heridas.
Si un aumento momentáneo en
los niveles de cortisol provoca la salida de glucosa de los músculos será más
difícil mantener una masa magra o muscular saludable y será más fácil ganar
grasa. Por lo tanto, mantener estos
niveles crónicamente elevados en la sangre conlleva a estrés constante, alta
irritabilidad y cambios relacionados con el deterioro del metabolismo.
Además de
ello, los niveles altos de cortisol y demás hormonas del estrés se relacionan
con una gran compleja serie de reacciones que conllevan a alteraciones del
apetito (por defecto o exceso) pero sin lugar a dudas, y en todos los casos
produce antojos por alimentos dulces o altos en grasa. Por ello, muchas veces
las personas “crónicamente” estresadas comen poco, a deshoras pero basan su
dieta en alimentos de poca calidad nutricional y altos en calorías.
Si bien es
cierto que combatir el estrés depende en gran parte de un cambio de actitud y
de la forma de ver la vida, hoy en día se sabe que gran parte de los trastornos
asociados al estrés (ansiedad, depresión, insomnio, etc) se deben en gran parte
a deficiencias nutricionales a consecuencia del mismo estrés. Suena complejo
pero por ejemplo, para producir adrenalina, se necesita vitamina C. Cuando los niveles de
adrenalina se elevan durante largos periodos de estrés, se requiere una mayor
cantidad de vitamina C.
Casi todos los animales pueden incrementar su propia
síntesis de dicha vitamina para hacer frente a una mayor demanda, pero sin
embargo, el hombre sólo puede obtener este nutriente esencial a través de la
dieta. Si no la consumimos en
cantidad suficiente y estamos sometidos a estrés prolongado, seremos más
susceptibles a contraer enfermedades agudas y crónicas ya que la vitamina C
interviene de forma directa en el sistema inmune.
Cuando se está excesivamente
estresado, el organismo no puede encargarse de la correcta absorción ni
asimilación de nutrientes debido a que, mientras se está bajo presión, el
cuerpo entra en desequilibrios y genera una descarga de adrenalina que
de ser exagerada o prolongada pone al cuerpo en un estado defensivo
constante. Además, el hígado segrega bilis en exceso, los vasos sanguíneos se
contraen, el ritmo cardíaco se acelera y el ritmo respiratorio se hace poco
profundo y cortado. Todo esto impide que el cuerpo pueda concentrarse en una
asimilación correcta de lo que ha comido pues entra en un desbalance fuerte.'
De esta
forma, una alimentación y suplementación equilibrada y suficiente nos ayuda con
el estrés:
- Mejorando la eficacia con que enfrentamos las exigencias fisicas y mentales.
- Cubriendo el aumento en las necesidades nutrimentales de nuestro cuerpo en una situación de estrés.
SUGERENCIAS Y RECOMENDACIONES:
1.
Incrementa
el consumo de frutas y vegetales: el hecho de incluir alimentos saludables,
ricos en agua y vitaminas mejorará tu sensación de bienestar. Abandonar tus
hábitos saludables sólo agravará el estado de estrés y ansiedad, provocando más
antojos por alimentos poco saludables, ganancia de peso y alteraciones en tu
estado anímico. Según un estudio de la Universidad de Stanford, EEUU; los
vegetales de hojas verdes tienen vitaminas y minerales que producen hormonas
que alivian el dolor y crean un efecto de calma.
2.
Consume
suficiente magnesio: este importantísimo mineral, se ve disminuido ante
situaciones de estrés y es de gran ayuda para disminuir los niveles de ansiedad,
relajando los músculos y el nerviosismo. En la mayoría de los casos, se sugiere
la suplementación, sin embargo es importante consultar a tu médico o
nutricionista antes de empezar a tomarlo. Incluye además alimentos ricos en
magnesio en tu alimentación, como frutos secos, chocolate negro, frutas, vegetales
verdes como la espinaca y los garbanzos. Además el magnesio ayuda a regular el
sueño, ya que su deficiencia produce una disminución de la melatonina, hormona
que contribuye al sueño regular, y en gran medida, muchas de las personas que
sufren de constante estrés, poseen trastornos del sueño.
3.
Chocolate
Oscuro: no es casualidad que a muchos les provoque consumir chocolate cuando
atraviesan períodos de estrés. Una investigación de la Universidad Psiquiátrica
Australiana del Sur de Gales mostró que el chocolate mejora el humor debido a
que estimula la producción de opiáceos como la dopamina, químicos responsables
de disminuir la sensación de dolor, tener un efecto sedante y aumentar la
sensación de placer y bienestar. Un aspecto importante es que los beneficios
son atribuidos a la planta del cacao y por tanto debe escogerse un chocolate
que posea un alto contenido del mismo. Se recomiendan dosis de 30 a 40 gramos de
chocolate como máximo al día el cual debe contener un mínimo de 60% de cacao
para obtener sus beneficios. Otra alternativa es consumir cacao en polvo sin
endulzar, el cual puede prepararse en infusiones, mezclar con leche descremada
o vegetal o añadirse al yogurt, bebidas y otras preparaciones.
4.
Ácidos
grasos monoinsaturados: Un estudio de 11 años realizado en España, asegura que
los ácidos grasos monoinsaturados y la vitaminas del grupo B del aguacate
contribuyen a la producción de serotonina, hormona de la felicidad. El perfil
de los ácidos grasos del aguacate también podemos encontrarlo en alimentos como
el aceite de oliva y las aceitunas. Así que incluir estos alimentos, parece
disminuir el riesgo de depresión según la investigación.
5.
Grasas
esenciales Omega 3: El consumo de pescados grasos como las sardinas y salmón ha
demostrado reducir la ansiedad por alimentos en un 20%, gracias a su alto
contenido de ácidos grasos Omega 3, lo que permite a las personal relajarse y
disminuir el nivel de estrés. Otros alimentos fuentes de Omega 3 de origen
vegetal son las semillas de chía, linaza y las nueces.
6.
Vitamina
C: tal como se comentó anteriormente, los niveles de Vitamina C suelen
aumentarse en situaciones de estrés. Consumir al menos 3 raciones de frutas al
día, incluyendo el zumo de al menos un limón diario es suficiente para cubrir
nuestros requerimientos.
7.
Té
negro y té verde: durante períodos de estrés y ansiedad se recomienda suprimir
el consumo de cafeína (proveniente del café) los cuales pueden agravar la
situación y acentuar el insomnio. Sin embargo, el consumo de té verde ha
demostrado ser un aliado en el control de la ansiedad y el apetito por
alimentos dulces. Adicionalmente, investigaciones del University College London
afirman que beber té negro puede ayudar a recuperarse más rápidamente del
estrés de la vida cotidiana. En la investigación, quienes bebieron té negro
cuatro veces al día durante 6 semanas, presentaron niveles más bajos de
cortisol en sangre, luego de un evento estresante.
8.
Suprimir
el consumo de carbohidratos refinados: pan, harinas, cereales, galletas,
bollería industrial y azúcar refinada deben ser evitados en la dieta de
personas estresadas. Actualmente se sabe que el azúcar tiene un efecto sedante
y adictivo que sólo empeorarán los síntomas depresivos, causando elevaciones
bruscas de la insulina y una mayor sensación de cansancio y ansiedad. Se
sugiere entonces consumir sólo las versiones altas en fibra y los carbohidratos
de grano entero y sustituir el azúcar refinada por endulzantes naturales
seguros.
9.
Considerar
la suplementación: siempre bajo autorización e indicación del médico o
nutricionista tratante, se sugiere en la mayoría de los casos suplementar la
dieta con omega 3, vitamina C, vitamina B6, triptófano, magnesio y
oligoelementos como el zinc, cromo; los
cuales se ven disminuidos en los trastornos depresivos y que además son
necesarios para la formación de hormonas y neurotransmisores, para mejorar la
tolerancia a la insulina y para controlar el apetito y la ansiedad.
10.
Y,
como siempre, culminamos diciéndole que buscar alternativas y espacios para el
esparcimiento es VITAL para prevenir y disminuir el estrés y sus diversas
consecuencias. Salir de paseo con la familia, tomar un café o una comida con
amigos, buscar un espacio de desconexión física y mental o realizar algún
deporte que nos genere sensación de placer y bienestar son algunas alternativas
saludables sugeridas.
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