El tiempo de ad viento nos prepara para la navidad desde el punto de vista espiritual ya que es un recordatorio del nacimiento de Jesús Es un tiempo para compartir, para aprovechar y valorar los que nos toca vivir, para el bien, reconciliarnos, dar gracias, de conversión, de esperanza y de abrirse a recibir una nueva energía con la llegada del nuevo año. Por ello, más allá de celebrar en el ámbito material, pregúntese que regalo espiritual se dará y qué podemos dar a los demás. Seamos fieles representantes de la nobleza, de la sencillez y sabiduría. En esta época compartir las tradiciones en familia y transmitir la importancia de dar y recibir amor, de ser solidarios, de alimentar el espíritu y de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, se convierten en el mejor regalo que podemos ofrecer a nuestros seres queridos. Es un tiempo para renovar la fe en Dios, amar a los demás, y poner en alto el amor y paz. Para ello es fundamental compartir con los hijos los valores y enseñarles que la felicidad no solo está en los obsequios y en los regalos materiales. Lo primordial es disfrutar con alegría y espiritualidad. Transmita a sus hijos el mensaje de renovación de fe y la alegría que acompaña las tradiciones navideñas.
Valores importantes en la Navidad
La gratitud, esencial para darnos cuenta de lo bueno que somos y tenemos en este momento, sin necesidad de nuevos elementos externos. Un gran regalo es invitar a nuestros familiares y amigos a dar gracias por el HOY! A no quejarse, al menos en un momento del día. Esto nos permitirá cambiar nuestra vibración energética y hará que la alegría llegue a nuestras vidas.
Un abrazo fuerte es capaz de transmitir un afecto sincero, amor, cariño, perdón y comprensión.
La generosidad, es una consecuencia natural de la gratitud. Lo importante es que el compartir de algo material o espiritual tenga realmente un valor profundo. Entreguemos lo mejor de nosotros desde nuestro estado de ánimo.
Acordémonos de quienes no la están pasando bien y realicemos gestos de reconciliación con quienes hemos estado distanciados, son hechos que hacen la diferencia. Es un paso difícil, pero muy enriquecedor, al nacer el perdón, gana la unión sobre la separación o distanciamiento entre familiares o seres con verdadero afecto.
La responsabilidad, tomar responsabilidad por nosotros mismos cobra especial sentido en estas fechas , apreciar nuestra vida, celebrar por ello y cuidarnos a nosotros mismos, desde cuidar nuestros gastos hasta realizar una celebración tranquila, sin riesgos ni excesos, son aspectos importantes.
Estas son maneras de cultivar el espíritu y encontrar felicidad en el interior de cada uno. Reflexionar y orar juntos, hablar sobre el significado de la Navidad en las distintas tradiciones religiosas, contar anécdotas sobre la celebración de estas tradiciones en la familia, es una manera de fortalecer el espíritu navideño. Además, es momento para compartir con las personas queridas y para dar, no solo para recibir.
La Navidad es tiempo de costumbres que invitan a participar de un mensaje de amor y de entrega.
Motivemos a nuestros hijos a pensar en los demás sin limitarse a sus amigos cercanos o conocidos. Enséñeles a compartir con aquellos que lo necesiten, a ser solidarios y a estar dispuestos a dar desinteresadamente.
No obsesionarse con la lista de regalos. Aquello que pedimos desde nuestro corazón tiene un gran valor. Por ejemplo la salud de un familiar el bienestar de los amigos o vivir en armonía. Adicionalmente, no todos los obsequios que se hacen en navidad deben ser comprados. Puede regalar una tarjeta o hacer una invitación a comer.
Ante los cambios del mundo moderno, muchas de estas tradiciones se han ido perdiendo. En efecto, muchos niños parecen ajenos a los rituales familiares de antaño. Estas celebraciones en familia crean vínculos emocionales de amor y la alegría. Así que aproveche para rescatar, con sus hijos, tradiciones como cantar villancicos, hacer recetas e intercambiarlas con los vecinos, contar historias de navidad, hacer manualidades o cantar aguinaldos.
Ante todo una actitud amorosa, generosa y alegre es lo mejor para trasmitirla a los niños. Cada uno de nosotros debería ser consciente de mantener esta actitud todo el año y no esperar a la navidad para dar pasos positivos para atraer la abundancia espiritual, pero nada de culpas, sino lo hicimos, no importa, comencemos ahora y hagamos todo lo posible por mantenerlo durante los años venideros. Nuestro rostro cambiará, podremos sonreír más, irradiaremos otra energía y la salud nos lo agradecerá. Busquemos la felicidad dentro de nosotros mismos y recordemos que todos somos responsables de hacer y formar familias sanas. Sepamos que los hijos, como Jesús, son el mayor tesoro y en ellos está la energía de la sociedad futura, hagamos del hogar un lugar para acoger y dar amor a nuestros seres queridos.
Fuente:
María Elena López. Inteligencia Familiar
Felipe Cortés Leddy
Sano Sabor Consultores Nutricionales, salud y bienestar todo en un solo lugar
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